Comprendiendo y apoyando a tu hija adolescente
La adolescencia es un viaje lleno de cambios, tanto para los jóvenes como para sus padres. Es una etapa de transformación donde los chicos y chicas exploran su identidad, y a veces, esto se manifiesta en comportamientos que pueden preocupar. Si notas que tu hija de 13 años ha empezado a tener hábitos nuevos, como pintarse las manos, morderse las uñas o cambios en la alimentación, es natural que te preguntes qué está pasando.
Estos comportamientos son, a menudo, una forma de expresar emociones que no saben cómo verbalizar. Lo que para un adulto puede parecer un acto de rebeldía, para un adolescente puede ser un intento de manejar el estrés, la ansiedad o la frustración. Entender esto es el primer paso para poder ayudar.
¿Qué hay detrás de estos comportamientos?
Los expertos en psicología sugieren que muchos de estos actos pueden ser señales de alerta. El morderse las uñas o el comer sin control, por ejemplo, pueden ser respuestas a la ansiedad o el estrés. La mentira o el ocultamiento pueden surgir del miedo a decepcionar o a ser castigados, mientras que la baja autoestima puede manifestarse a través de un bajo rendimiento escolar o la falta de filtro social.
En esta etapa, es importante mirar más allá del comportamiento en sí y buscar la causa. Pregúntate: ¿qué podría estar sintiendo mi hija para actuar así? ¿hay algo que la esté preocupando en la escuela o con sus amistades?
Pautas básicas para la comunicación y el apoyo
Si bien cada caso es único, hay algunas pautas generales que pueden ayudar a crear un ambiente de apoyo en casa:
Observa y conecta: Tómate un momento para observar a tu hija sin juzgarla. Busca momentos de calma para hablar con ella. En vez de preguntar: "¿por qué haces eso?", intenta algo como: "he notado que has estado pintando tus manos, me gustaría entender qué te hace sentir bien".
Valida sus emociones: Aunque no entiendas la razón de su comportamiento, es fundamental validar lo que siente. Frases como "entiendo que estés molesta" o "parece que algo te tiene preocupada" abren un canal de comunicación.
Establece límites con amor: Es importante que sepa que hay reglas, pero estas deben ser comunicadas de forma clara y sin agresividad. En vez de un castigo, ofrece alternativas. Por ejemplo, si raya los muebles, puedes decirle: "entiendo que necesites expresarte, pero no podemos rayar la mesa. Podemos comprar un cuaderno grande para que dibujes todo lo que quieras".
Promueve un ambiente seguro: Asegúrale que, sin importar lo que pase, siempre puede contar contigo. El apoyo incondicional es una de las mayores herramientas para fomentar su confianza y reducir la necesidad de ocultar cosas.
¿Cuándo es necesario buscar ayuda profesional?
Las pautas anteriores son un excelente punto de partida. Sin embargo, si los comportamientos persisten, se intensifican, o si la comunicación no mejora, es momento de considerar la ayuda de un profesional. Un psicólogo especializado en adolescentes puede ofrecer un espacio seguro para tu hija y darte a ti las herramientas necesarias para enfrentar estos desafíos.
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